En el corazón del asentamiento sur "Papa Francisco", una historia de amor, compromiso y solidaridad cobra vida gracias a Delia, una vecina que desde 2016 lidera el comedor Ollita Solidaria, brindando alimentos y contención a los niños y familias del barrio. En una entrevista realizada durante el programa televisivo Bien Despiertos, Delia compartió su inspirador proyecto y un especial llamado a la comunidad rafaelina para colaborar con el festejo navideño que organiza para los niños.
“Este comedor nació de mi necesidad de ayudar. Siempre tuve en mi corazón ese deseo. Cuando nos mudamos al barrio, le dije a mi esposo: ‘Yo voy, pero con la condición de hacer un comedor y ayudar a los chicos’. Y así comenzó todo, con mi olla y lo poco que tenía, cocinando viandas para la gente del barrio”, relató Delia, recordando los inicios del comedor en 2016.
Actualmente, más de 15 niños, desde recién nacidos hasta adolescentes de 17 años, llegan tres veces por semana a compartir las viandas que Delia prepara con dedicación. Además, algunos adultos mayores y vecinos en situación de necesidad también reciben su plato de comida. “A los chicos les encanta el guiso, y si es salsudo, mejor”, comentó con una sonrisa, demostrando el cariño con el que aborda su labor.
Un gesto navideño lleno de amor
Con la Navidad acercándose, Delia está organizando un festejo especial para los niños del comedor y sus familias. La celebración incluirá pollo asado, chorizos, ensaladas y helado, buscando brindarles una experiencia memorable en estas fechas tan significativas. Sin embargo, hace un llamado a la solidaridad para completar los detalles del evento.
“Me haría mucha falta recibir golosinas navideñas, como pan dulce o budines, para que los chicos puedan llevarse algo especial. También necesitamos pan para los días posteriores”, expresó Delia, dejando su número de contacto 3492 51-0650 para quienes deseen colaborar. “Con lo poquito que sea, lo importante es dar amor. Eso es lo que significa la Navidad para nosotros”.
Un puente de esperanza para la comunidad
Más allá de la comida, el comedor se ha convertido en un espacio de contención y aprendizaje para los niños del barrio. Con el apoyo de la Fundación y el Centro Familiar Cristiano, se organizan charlas y actividades donde los pequeños aprenden sobre valores, normas de convivencia y se les anima a soñar con un futuro mejor.
“Los chicos saben que en mi casa siempre hay algo para ellos, ya sea comida, ropa o útiles. Me dicen ‘la tía del barrio’, y eso es un orgullo para mí. Pero lo que más falta acá es amor y respeto, entre las familias y hacia ellos mismos. Eso es lo que intento transmitirles todos los días”, compartió Delia, emocionada.
Entre sus planes futuros, Delia sueña con crear una huerta comunitaria donde los niños y sus familias puedan colaborar y aprender el valor del trabajo en equipo. “Quiero que se sientan parte de algo, que vean que con esfuerzo y dedicación pueden lograr mucho. Es una manera de darles esperanza”, afirmó.
Un llamado a derribar muros y construir puentes
En un contexto de grandes necesidades, la labor de Delia es un recordatorio poderoso del verdadero espíritu navideño: compartir y tender la mano al prójimo. Como expresó emocionada durante el cierre de la entrevista: “La Navidad no se trata de gastar todo en una noche, sino de darle el significado que realmente tiene: amor. Jesús nació por amor, y eso es lo que tenemos que dar”.