La posibilidad de que la categoría IndyCar se presente en el óvalo de Rafaela, como lo hiciera en 1971 al salir por primera vez de EEUU para correr en el autódromo de Atlético, es un sueño todavía lejano, pero que va tomando forma. La visita del jefe de seguridad en autódromos de la IndyCar Series, Tony Cotman, revela el interés que tiene la categoría por desembarcar en Latinoamérica, donde hay un público apasionado por el automovilismo y cuyo interés genera oportunidades de negocios. Brasil ya tiene a la F.1 en su calendario, en su momento también tuvo algunas fechas de Indy -en un óvalo que se había hecho en Jacarepagua, Rio de Janeiro- y el otro gran país con tradición fierrera es Argentina.
Cotman elaborará un informe técnico sobre lo que vio y lo que se necesita como punto de partida para recibir a la categoría en materia de infraestructura de seguridad para los competidores y equipos. El martes, en Santa Fe, el gobernador Maximiliano Pullaro recibió a los representantes de IndyCar junto a la delegación de rafaelinos que está trabajando en el tema. Al mandatario lo acompañaron su hermano Martín y el titular del comité organizador de los Juegos Odesur, que se harán en 2026 en Rosario, Santa Fe y Rafaela. Y entre los visitantes, además de Cotman, Ricardo Juncos y los dirigentes de Atlético, estuvo también el exgobernador Omar Perotti, quien desde que era gobernador en ejercicio viene en contacto con Juncos -dueño del equipo Juncos Hollinger Racing, que corre en IndyCar- para hablar sobre el tema IndyCar en Rafaela. La presencia de Perotti pretendió transmitir a Cotman y Juncos la certeza de que hay una continuidad institucional en el tema de las gestiones.
Pullaro le dedicó más de dos horas a este encuentro, lo que es un buen indicador del interés que le despertó la propuesta. Naturalmente, al gobernador se le suministraron informes respecto al proyecto que sólo un puñado muy reducido de personas conoce, y que tienen que ver con la posibilidad de que participen en el proyecto inversores privados no sólo argentinos, sino internacionales. Y que la apuesta no sea golondrina de un solo verano, sino una inserción de Rafaela y la provincia en el calendario de competencias internacionales a largo plazo. Con el óvalo como gran atractivo, pero con dibujos alternativos que permitirían otros espectáculos automovilísticos de alto nivel. Esa es la gran apuesta.
Pullaro no prometió nada distinto a lo que ya dijo muchas veces: que hay obras públicas en toda la provincia y su prioridad es ejecutarlas. Pero no desconoce el impacto que tendría el evento. Por las dudas, el área de Comunicación de la provincia, que difunde muy bien cada una de las actividades del mandatario, no brindó ninguna información ni fotografía de la reunión.
La estrategia
Lo cierto es que hay una posibilidad de desarrollar una estrategia que permita ganar una fecha del calendario de la categoría en Latinoamérica y el sueño es que esa posibilidad se concrete en el superóvalo de Rafaela. ¿El aliciente? Hoy en día una carrera de IndyCar, a diferencia de lo que sucedió en 1971, es un evento global, que puede darle una enorme visibilidad a Rafaela y a la provincia. Y en ese escenario donde el público es el mundo entero, hay un argumento de venta que el propio Cotman le dio a sus anfitriones rafaelinos: "acá se puede hacer la carrera más rápida del mundo".
Cotman no lo repitió en público, pero haciendo el óvalo en un auto particular, revisando palmo a palmo todo el trazado, concluyó que la velocidad máxima que se podría alcanzar sería nada menos que de 257 millas por hora, algo así como 413 kms por hora, contra los 242 m/h que desarrollan los bólidos en Indianapolis como velocidad máxima, unos 390 kms/h . En Indianapolis, la pole position promedia más de 234 mp/h, y en Rafaela ese registro se podría superar.
Obviamente, es imposible pensar en un evento de esta magnitud si no hay una inversión previa muy grande. Contrariamente a lo imaginado, Cotman dijo que el pavimento -que presenta muchas grietas- no es prioritario: "corremos en circuitos que no están mejores que éste", reconoció. Pero falta muchísimo más, y no sólo la repavimentación eventual: el alambrado perimetral debe cubrir todo el circuito y tiene que ser una malla de tejido y acero idéntica a la de Indianapolis. Al paredón, al menos en algunas zonas habrá que complementarlo con materiales modernos que constituyan otra "pared" capaz de amortiguar el impacto de un auto. También habría que construir defensas internas, una superficie de escape en el lado interno y otras mejoras generales. Para todo eso -que por ahora son líneas generales- se está a la espera del informe escrito que enviará Tony Cotman.
Atlético tiene ya elaborado un "master plan". Ese plan incluye el diseño de un circuito alternativo para otras categorías; la construcción de boxes completamente nuevos siguiendo el modelo del autódromo de El Villicum, un nuevo Race Control, un "minihospital" para la atención de emergencias, y un tendido de redes de fibra óptica y electricidad que permita contar con la máxima tecnología y abastecimiento pleno para áreas de servicios y entretenimiento para el público.
Realismo ante todo
Siempre con los pies en la tierra, hay que reconocer que esto demandará una gran inversión. En las condiciones actuales del país, parece imposible pensarlo. Pero si se logra despertar el interés de los gigantes de la industria del entretenimiento y ofrecer un camino claro a potenciales inversores, ideas sobran.
Hay una fecha clave: en 2026 se cumplirán cien años de las primeras 500 Millas de Rafaela, la carrera que puso en el mapa del deporte argentino y latinoamericano a la ciudad. Unas 500 Millas Argentinas que en 1950 ganó un tal Juan Manuel Fangio, que ya corría en Europa y se aprestaba a ganar 5 campeonatos mundiales de F.1.
"Plata y miedo nunca tuvimos", se suele leer en las redes. La frase encierra algo del espíritu que tiene esta iniciativa. Para empezar, todos los actores que no pueden faltar mostraron su interés y predisposición. Habrá que ver hacia dónde llevan los caminos que empezaron a desandarse.
